El diseño de un hospital general es un factor clave para garantizar eficiencia, seguridad y calidad en la atención médica. Esta tarea no se limita sólo a distribuir áreas o trazar flujos de circulación, sino a crear una interrelación que favorezca un trabajo coordinado y, sobre todo, que responda a las necesidades de pacientes y personal. Un hospital planificado destaca por el orden en su funcionamiento, pero también por sus espacios cómodos y adaptables. Su propuesta arquitectónica equilibra las exigencias normativas con un concepto estético único, ofreciendo entornos seguros que inspiran confianza y bienestar. ¿Quieres conocer las claves detrás del diseño de un hospital general? ¡Sigue leyendo y descúbrelas!

¿Qué es un hospital general?
Antes de repasar los puntos básicos de su diseño, definamos qué es un hospital general. Este tipo de establecimientos ofrecen atención integral a la población, abarcando distintos servicios y especialidades. A diferencia de los hospitales especializados —enfocados en una rama particular de la medicina, como el Instituto Nacional de Cardiología—, los generales brindan diagnóstico, tratamiento y seguimiento a padecimientos de mediana complejidad. Esto quiere decir que sus casos son, por lo regular, referenciados desde el primer nivel, y no ameritan la intervención del tercero. Por lo tanto, los hospitales generales están ubicados en el segundo nivel de la clasificación hospitalaria en México (con excepción del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, recinto que, por su capacidad resolutiva, se ubica dentro del tercer nivel).
Los servicios de un hospital general van desde consultas externas, cirugías y medicina de diagnóstico, hasta atención a urgencias, hospitalización y rehabilitación. Por consiguiente, su infraestructura incluye espacios esenciales para cubrir las necesidades básicas del paciente: consultorios, quirófanos, laboratorios, áreas de radiografía, tomografía y ultrasonido, unidad de cuidados intensivos, entre otros. Dada su cartera de servicios, así como su papel dentro del sistema de salud, es fácil comprender por qué estos hospitales deben estar preparados para recibir un alto volumen de pacientes, garantizando atención continua las 24 horas del día, los 365 días del año.
¿Cómo es el proceso de diseño de un hospital general?
El diseño de un hospital general surge de una serie de decisiones estratégicas tomadas por un equipo multidisciplinario. Arquitectos e ingenieros colaboran para aprovechar el espacio disponible y crear un ecosistema médico funcional, seguro, sostenible y acogedor. Para ello, consideran:
1. Espacio disponible
El punto de partida de cualquier propuesta arquitectónica: si no hay espacio suficiente, sencillamente no puede diseñarse, y mucho menos construirse. En primer lugar, por las disposiciones normativas: cada área requiere de un mínimo de metros cuadrados indispensables para operar óptimamente. Esta superficie contempla criterios tan simples como el espacio personal y la movilidad, hasta cuestiones tan específicas como la dimensión del mobiliario médico y los flujos de trabajo que implica cada tarea.

Lo más importante en el diseño de un hospital general no es incluir todo lo que se desea, sino todo lo que, por norma y sentido práctico, tiene cabida en el edificio. Algunas de las pautas para lograrlo es conocer todas las áreas que requiere un hospital (más allá de las evidentes), priorizar calidad sobre cantidad y tomar en cuenta flujos diferenciados para pacientes, personal y proveedores.
2. Demanda estimada
Basar el diseño del hospital en la cantidad de personas que el establecimiento espera recibir forma parte de las estrategias de la arquitectura médica inteligente. Posiblemente el empresario o inversionista que financie el proyecto desee incorporar numerosos consultorios médicos; no obstante, a través de los estudios socioeconómicos y de mercado pertinentes, tal vez descubra que lo mejor es incluir más quirófanos. Y es aquí donde retomamos el primer punto, porque añadir tan sólo una sala quirúrgica más implica modificar los flujos de Residuos Peligrosos Biológicos-Infecciosos (RPBI), así como incrementar el número de camas de recuperación y hospitalización, la cantidad de cajones estacionamiento, el tamaño de la central de enfermeras e incluso la dimensión de la sala de espera.
3. Infraestructura necesaria
Aquí ya no hablamos de las áreas, sino de las necesidades técnicas que cada una requiere para funcionar eficientemente. En primer lugar, se deben considerar los acabados: no es lo mismo elegir los recubrimientos para una recepción, donde el objetivo es generar una atmósfera confortable y pacífica, que elegirlos para un quirófano, donde se necesitan curvas sanitarias y revestimientos lisos, libres de porosidades y resistentes al alto tráfico.
Igual de importantes son las instalaciones eléctricas, que abarcan desde tableros aislados y contactos de grado médico, hasta pisos vinílicos conductivos aterrizados a tierra y plantas de energía de emergencia. Por otra parte, se hallan las instalaciones de aire acondicionado que, dependiendo de su ubicación, son desde simples minisplits hasta complejos sistemas de flujo laminar diseñados para purificar el aire de forma constante.

A estos requerimientos técnicos se suman las instalaciones hidrosanitarias, sistemas de videovigilancia, de voz y datos, y de detección y combate de incendios. Asimismo, se contemplan también los muebles y equipamiento médico, elementos que condicionan en gran medida el diseño, la dimensión y la ubicación de las áreas dentro de un establecimiento de segundo nivel.
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