El plano de un hospital y sus áreas son la columna vertebral del sistema de salud y, por lo tanto, la base de su excelencia. A partir de las acotaciones arquitectónicas se construye bienestar, eficiencia y seguridad, y, sin embargo, para que estas cualidades de materialicen, se requiere de mucho más que destreza técnica. El verdadero reto es conocer las áreas hospitalarias imprescindibles, así como las claves para distribuirlas estratégicamente. Sigue leyendo y descubre cómo se estructura un plano hospitalario y qué áreas debe abarcar para garantizar un proyecto de calidad.

Plano de un hospital y sus áreas clave
Un buen diseño hospitalario hace la diferencia entre una atención eficaz y una desorganizada. Pero no sólo eso: la disposición y el aprovechamiento del espacio influyen también en la comodidad, la accesibilidad y hasta en la rentabilidad de un proyecto médico. Por ello, al diseñarlo, es crucial conocer detalladamente las áreas indispensables para un hospital, a fin de incluirlas en el programa de necesidades, documento clave para la elaboración de los planos arquitectónicos.
Por lo regular, al imaginar un establecimiento de salud, las áreas médicas acaparan la atención, restándole foco a espacios de igual importancia, como los de servicios y administración. Para evitar este error, hay que tomar en cuenta los cinco tipos de áreas que hay en un hospital:
- Áreas médicas básicas: es decir, las que proveen la infraestructura básica para atender desde casos simples hasta de alta complejidad. Esta categoría engloba consultorios, unidades quirúrgicas, área de cuidados intensivos, de urgencias y de hospitalización.
- Áreas de especialidad: donde encontramos consultorios enfocados en ramas como la endocrinología, neumología y traumatología, las cuales también requieren de áreas complementarias como centros de terapia y rehabilitación.
- Áreas de diagnóstico: aquellas dedicadas a la detección de enfermedades y padecimientos mediante avanzada tecnología de análisis clínico. Entre las más comunes, hallamos laboratorios de patología y microbiología, así como áreas de radiología, tomografía y ultrasonido.
- Áreas administrativas: donde se lleva a cabo la gestión logística y operativa del hospital. Aquí encontramos desde la recepción y salas de espera, hasta cuartos de archivo, oficinas y áreas de descanso para el personal médico.
- Áreas de servicios: las más básica y, por ello, quizá las más esenciales. Esta categoría se refiere a espacios como cajones de estacionamiento, pasillos, cafeterías, cocinas, sanitarios, cuartos eléctricos y rutas de Residuos Peligrosos Biológicos-Infecciosos (RPBI).
Cómo diseñar un plano hospitalario funcional
Diseñar un hospital es un reto arquitectónico que exige planificación, colaboración multidisciplinaria y conocimiento especializado. Más que en la distribución de los espacios, es necesario pensar en cómo equiparlos y conectarlos para favorecer su interrelación. Por ejemplo, el área de urgencias debe contar con una zona de triaje y otra de choque, donde mobiliario como el carro rojo, las camillas y los monitores multiparámetro es fundamental. Por otra parte, es vital que esta área se ubique cerca de una vía vehicular, para que las ambulancias puedan ingresar rápidamente y el paciente pueda trasladarse sin obstáculos.

Por supuesto, cada espacio requiere de un tratamiento arquitectónico especial orientado hacia funcionalidad, pero, sobre todo, basado en las estipulaciones de la normativa hospitalaria básica. Por ende, las claves para trazar el plano de un hospital y sus áreas se resumen en tres principios:
1. Zonificación
Clasifica las áreas según el grado de asepsia que requieran y segmenta la circulación en rutas diferenciadas para pacientes, personal y RPBI. Hecho esto, es más sencillo elegir una ubicación para cada área, priorizando la interconexión de aquellas que se complementan directamente y reduciendo traslados largos o innecesarios. No olvides cuidar que cada espacio disponga de los metros cuadrados y mobiliario que, por ley, debe tener para operar de forma eficiente, cómoda y segura.
2. Seguridad sanitaria
Además de la segmentación de rutas de circulación, los protocolos de salubridad también requieren de acabados como porcelanatos, acero, pisos epóxicos y pintura antibacterial. Estos materiales proporcionan superficies lisas y libres de porosidad que impiden la acumulación de microorganismos y facilitan la limpieza general. Como ventaja adicional, también ofrecen una alta resistencia al tránsito intenso, así como a la humedad, a las filtraciones y a productos químicos.
3. Sistemas especiales
Específicamente, las instalaciones de aire acondicionado, iluminación y suministro eléctrico. Éstas deben adecuarse a las exigencias de espacios altamente sensibles, como la unidad de cuidados intensivos o el cuarto de radioterapia. Un quirófano, por ejemplo, debe contar con sistema IT y UPS que garantice la continuidad de sus actividades ante fallos de la red eléctrica. Igualmente, requiere de un sistema de lámparas quirúrgicas cialíticas que eliminen sombras y proporcionen luz de trabajo neutra o fría a por lo menos 100,000 lux.

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