En los últimos años, los esfuerzos para hacer valer los derechos de las personas discapacitadas se han intensificado. Diversas instituciones y organizaciones han unido fuerzas para concientizar a los diferentes segmentos de la población, desde la sociedad civil hasta los sectores empresariales, sobre las problemáticas que día a día enfrenta la gente con algún tipo de minusvalía física, con la meta de lograr condiciones que les garanticen una interacción plena con su entorno. A propósito de este objetivo, las rampas para discapacitados, aun cuando no representan una innovación arquitectónica, juegan un papel clave para la creación de espacios de accesibilidad universal. ¿Sabes por qué?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de los poco más de 126 millones de mexicanos censados en 2020, cerca de 5 millones 600 mil padecían de algún tipo de deficiencia motriz o sensorial. Si la cifra ha variado poco o nada desde entonces, hablamos de un 4.4% de la población total que diariamente enfrenta las llamadas “barreras de accesibilidad”, es decir, factores que impiden su movilidad e integración a las actividades cotidianas. Estos obstáculos, por lo regular, son intrínsecos al diseño de un área o inmueble, lo que resulta grave en tanto que denota una falta de empatía en el desarrollo de obras civiles, tanto por parte del sector público como del privado.
Enfocándonos en el ramo de la arquitectura médica, la construcción de una clínica u hospital sin las adecuaciones para garantizar la accesibilidad es un error todavía más severo que, aunque sea difícil de creer, se sigue cometiendo hoy en día. ¿Cómo explicar la carencia de facilidades y ayudas técnicas en un lugar dedicado a brindar servicios para la salud y el bienestar? Ni siquiera la falta de presupuesto es una justificación aceptable, y mucho menos considerando lo relativamente asequible que es la construcción de rampas para discapacitados en comparación, por ejemplo, con la instalación de plataformas elevadoras para minusválidos.
Rampas para discapacitados: todo lo que hay que saber
Añadir una rampa funcional al diseño de un espacio para la salud es sencillo, siempre y cuando el desarrollo del programa arquitectónico esté a cargo de una empresa experta en construcción hospitalaria. En Infraestructura Médica, por ejemplo, generamos propuestas que favorecen la accesibilidad universal mediante ayudas técnicas apegadas a los requerimientos legales y perfectamente acopladas al concepto de cada proyecto. A continuación, te compartimos las consideraciones básicas que tomamos en cuenta para llevar a cabo esta labor.
Normativa
Según las normas emitidas por la COFEPRIS, en México, los inmuebles destinados a la atención médica ambulatoria, especializada y hospitalaria deben compensar cualquier cambio en el nivel del piso con rampas para discapacitados, las cuales deben tener las siguientes características:
- Una pendiente máxima de 8% para peraltes de 16 cm y de 6% para peraltes de 32 cm.
- Pretiles o sardineles de al menos cinco centímetros de altura y pasamanos a ambos lados.
- Un ancho libre mínimo entre pasamanos de 1.20 m. En exteriores, el ancho no debe ser menor a un metro.
- Una superficie firme, con acabado antiderrapante y uniforme, de manera que se evite la acumulación de agua en los descansos.
- Una longitud máxima de 6 metros entre descansos, los cuales, a su vez, deben poseer una longitud mínima de 1 metro y medio.
- Áreas de aproximación libre de obstáculos, tanto en su inicio como en su final, mismos que deben poseer una extensión de, al menos, 1.20 m de ancho por 1.50 m de largo.
- Señalamiento apropiado que indique su presencia y prohíba su obstrucción.
Cabe destacar que la NOM 030-SSA3-2013 señala en su punto 5.8 que todo establecimiento de atención médica que cuente con dos o más pisos debe incluir rampas para discapacitados. Dicho de otra forma, la incorporación de este tipo de ayuda técnica es más que un acto de consideración o solidaridad: es una obligación legal y, como tal, hay que cumplirla rigurosamente para evitar sanciones y, lo más importante, para brindar un servicio integral con un enfoque humanizado.
Beneficios y recomendaciones
Gracias a múltiples campañas y acciones colectivas, la relevancia de las rampas está ampliamente demostrada. No obstante, el hecho de que numerosos hospitales y clínicas carezcan de ellas evidencia que, hoy por hoy, no todos los profesionales poseen la consciencia necesaria para impulsar el mundo hacia una dinámica de convivencia incluyente y derechos humanos garantizados.
Como ya se ha dicho, las rampas para discapacitados son más que un requisito legal. Su presencia y correcto diseño no sólo garantiza la movilidad de las personas en silla de ruedas, sino también su seguridad, bienestar y plenitud. Recordemos que, según informan las “Estadísticas a propósito del día internacional de las personas con discapacidad” del 2020, casi 50% de la población minusválida se conforma por adultos mayores, quienes, naturalmente, pueden experimentar aún más dificultades para desplazarse, sobre todo si carecen de una persona de apoyo. En el mismo comunicado se destaca que, del total de personas con discapacidad, cerca de 3 millones reportan que, en sus actividades diarias, su mayor dificultad está en acciones tan fundamentales como caminar, subir o bajar. ¿Qué tanto podría disminuir esa cifra si cada espacio para la salud incorpora a sus instalaciones, no elementos mecánicos complejos, sino tan sólo rampas?
Otras de las ventajas de la citada ayuda técnica es que requiere de poca atención por parte de las estrategias del mantenimiento hospitalario. Su construcción es simple y su estructura resistente, por lo que rara vez presenta desgastes significativos y, sin embargo, si llega a sufrir algún daño o deterioro, su reparación tampoco resulta problemática, pues suele ser rápida, barata y duradera. Asimismo, una rampa no necesita de meticulosos monitoreos o de inspecciones preventivas periódicas; a lo mucho, su mantenimiento óptimo requiere de nuevas capas de pintura y de renovar los acabados de su superficie con relativa regularidad.
Por último, también vale la pena comentar sobre la adaptabilidad de las rampas en relación con el diseño de un espacio para la salud. Por ejemplo, de acuerdo con el presupuesto y las características del edificio, y aunque lo más común es construir rampas fijas, pueden instalarse también del tipo semipermanentes, portátiles o eléctricas, siempre y cuando cumplan con la normativa y fomenten la eficiencia del servicio. Además, según se desee, una rampa puede colocarse con muy bajo impacto arquitectónico de por medio, o bien, integrarse a la identidad de la estructura con mayor protagonismo mediante un diseño innovador. De hecho, actualmente, son muchos los hospitales cuyas instalaciones incorporan creativas y de gran valor estético, como el Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona, España. Lo más conveniente, al final, es ubicar el proyecto en un punto donde las necesidades de los pacientes, las disposiciones legales, la funcionalidad y la armonía estética se cumplan equilibrada y satisfactoriamente.
Accesibilidad hospitalaria: una deuda que saldar
Durante años, y aún en pleno 2023, la accesibilidad en hospitales ha estado enormemente desatendida. Tan sólo a principios del presente mes, “La Tribuna de México” difundió una denuncia sobre rampas mal hechas al exterior de la clínica 1 del IMMS en el estado de Baja California, mientras que el sitio “Obras por expansión”, a mediados de este mismo mes, divulgó que, de acuerdo con el INEGI, cerca de 1 millón 200 mil vialidades en México no cuentan con disponibilidad de rampas para discapacitados.
En Infraestructura Médica, nos comprometemos a crear clínicas, hospitales y laboratorios médicos bajo los más altos estándares de calidad. Por eso, desde hace más de 10 años, nuestra gestión garantiza la incorporación de las ayudas técnicas indispensables para facilitar el acceso, tránsito y permanencia de todas las personas en los nuevos espacios para la salud, con el fin de cumplir con las disposiciones de la ley a la vez que cooperar en la construcción de una sociedad más respetuosa e incluyente.
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