Los sistemas constructivos para hospitales son el pilar de la arquitectura médica y de los sistemas de salud a nivel mundial. Este conjunto de procedimientos se enfoca en definir los materiales, elementos y procesos de instalación más adecuados para las diferentes áreas de un hospital, considerando las actividades que se realizan dentro de ellas y priorizando tanto la eficiencia del personal como el bienestar de los pacientes

Estos sistemas —también conocidos como “procesos constructivos”— conforman la metodología más robusta de toda la arquitectura. Sus preceptos determinan la construcción de los espacios más genéricos, como una sala de espera, hasta de las áreas especializadas, como la unidad quirúrgica. Por ende, su influencia se extiende desde la elaboración del anteproyecto, hasta la instalación de los acabados finales. ¿Quieres conocer las claves de una construcción hospitalaria exitosa? ¡Sigue leyendo!
Sistemas constructivos para hospitales: una solución para cada necesidad
La complejidad del diseño y construcción de hospitales se refleja en la variedad de espacios que componen a este tipo de establecimientos. Aunque el edificio en sí tenga su propia coherencia estructural, los procesos constructivos de cada área cambian de acuerdo con tres criterios clave:
Funcionalidad
La arquitectura hospitalaria busca que las características generales de cualquier espacio ofrezcan ventajas prácticas, aun cuando éstas no sean materiales. Los quirófanos, por ejemplo, requieren de acabados lisos libres de junta que aseguren una limpieza fácil y rápida. En contraste, los acabados de las áreas de infusión se orientan más hacia la creación de una atmósfera que, si bien debe ser igual de higiénica, está centrada en la tranquilidad y el confort.

La dinámica de cada área también define aspectos tan cruciales como los sistemas de iluminación, las instalaciones eléctricas y la disposición del espacio. En un sentido utilitario, las condiciones técnico-espaciales son fundamentales para optimizar flujos de trabajo y mejorar la experiencia de uso y permanencia. No obstante, los procesos constructivos se basan principalmente en otro criterio clave: los requerimientos normativos.
Normatividad
La normativa hospitalaria básica dicta una serie de pautas técnicas que minimizan los riesgos asociados a las diversas prácticas médicas. De acuerdo con la NOM-229-SSA1-2002, por ejemplo, un centro de radiología debe contar con blindajes homogéneos de plomo, concreto o tabique. Las unidades de cuidados intensivos, por su parte, deben disponer de al menos 16 contactos eléctricos de grado médico, según lo establece la NOM-025-SSA3-2013. Este tipo de estipulaciones no sólo asegura la calidad y mejora continua de los servicios, sino que protegen la integridad del usuario.
Las Normas Oficiales Mexicanas, en conjunto con otros códigos y reglamentos, son de observancia obligatoria gracias a su estandarización de procesos que, comprobadamente, previenen accidentes laborales, riesgos estructurales y contingencias sanitarias. En el entorno hospitalario, cumplir con la normativa no es solamente una obligación legal, sino un compromiso con la vida y la salud de las personas.
Incorporación de tecnología
Con el paso de los años, algunas pautas de los sistemas constructivos para hospitales han permanecido prácticamente inalteradas (como la zonificación o las circulaciones diferenciadas). Sin embargo, muchas otras se han perfeccionado gracias a los avances tecnológicos. El control de la temperatura, la humedad y la iluminación, por ejemplo, se ha vuelto más preciso y eficiente gracias al uso de sensores, termostatos inteligentes, lámparas LED y sistemas de automatización.
La innovación tecnológica enfocada en el cuidado de la salud es responsable de que, hoy en día, la arquitectura hospitalaria contemple instalaciones que antes no existían, como consultorios de telemedicina, salas de monitoreo remoto, áreas de impresión de prótesis o unidades de cirugía robótica. La consolidación de estos avances ha implicado una reconfiguración del diseño hospitalario y, por supuesto, una nueva manera de llevarlo a cabo. Los sistemas de construcción modular, por ejemplo, se adaptan a estas nuevas necesidades mientras disminuyen los tiempos de trabajo, facilitan ampliaciones a futuro y optimizan la operación hospitalaria, redefiniendo la experiencia del paciente en todos los niveles.

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